En ese caso caben dos comportamientos: ser disimulado o echarle un descaro del tres. Aquí van un par de alumnos con dos bien puestos. Y claro, los profesores no se quedan cortos.
Lo que está claro es que el móvil provoca ansiedad en general y por eso mismo, también puede convertirse en un arma arrojadiza. Como fue el caso de este profesor que atacó a su alumno.
Moraleja: Ojo con los móviles en clase, que si te descubren, o bien acaban muertos o te dejan a ti muerto de dolor.
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